27 de febrero de 2013

Errantes


Socavaron. Llegaron al fondo, al límite. Histriones del propio haber, y sin embargo fueron las sombras; maldad intrínseca. 
Pero, como el árbol que está de pie. Como el junco que lo doblegan y sigue erguido. 
Y es también dicotomía, recordar y olvidar. Soltar y retener. 
Miedo al miedo. A que no vuelva a ser como antes. Cuando veía las flores en los largos trayectos, y regresaba con escenarios hechos fotografía. Cuando los sabores eran distintos y la mínima pausa, respiro.
Cuando no había suma de horas. Cuando no había conformismo y sí coraje. Cuando nada era un todo; ciertamente. Y lo hipotético generaba expectativa. Cuando no había que trazar ruta. Porque cualquier ruta era itinerario sin alarmas. Sin templar para avanzar. Día tras día, mes tras mes. 
Es impalpable, etéreo, pero es.
La ecuación era simple; tendenciosa. La libertad se vuelve aplastante. Porque no surge, no nace. Porque hay que hacer, hacerse: disponibles, ni cobardes ni subjetivos.
Y acaecen, y nada es bueno ni malo en sí mismo si contamos con nosotros mismos. Los protagonistas principales; los autores de esta obra llamada vida.
Porque triunfa el pasmo contra el cálculo y la sospecha. Andando.

13 de febrero de 2013

Los jueves, relato

Desde siempre les temí a las sorpresas. Sí, tanto que ni siquiera me gusta tropezarme con alguien con quien no hubiese pactado el encuentro. Voy en mi mundo, soy memoriosa pero poco fisonomista y como anticipé nada de sopetones, solo citas. 
Tampoco me llevo bien con las previas. He decidido llamar así al período de cavilación. A esos tránsitos que anteponen un después, que jamás pero jamás será como lo habíamos previsto.
Todos mis amigos saben que para algo existen los medios de comunicación: para prever lo que digo, intento evitar. 
No respondo timbres y tampoco atiendo sin mirar el número que indica el emisor. Porque sí, porque no siempre están las ansias, o porque como dice una gran amiga, no siempre estamos visibles.  Para el mail estamos dispuestos, para el timbre o llamado no; irrumpen.
Las previa nunca anticipa lo que en verdad será y nos consume tiempo y energía como nada. ¿O acaso alguna vez algo fue como lo decretamos?
Tenía que volver después de larga licencia: acoso le llaman. Nada fue como lo supuse, y el día que menos lo imaginé se trato del fin.
Y fue también la última vez de tantas y no lo supe. Te marchaste para siempre y lo desconocíamos. Y fueron muchas remake y lo ignoré. Será por eso que detesto las despedidas.
Y cada vez que algo imaginé, de ningún modo se concretó. Debe haber una enseñanza en esto. Como en la caminata que no es ni trote ni corrida.
Pero soy aire y no tierra, y pienso y acciono por algo de fuego, pero lo que más oscila es el pensamiento y la palabra,  y la acción que cuesta y cuánto... cuando se trata de avatares y desvíos.


Más in fraganti en casa de él

9 de febrero de 2013

Papeles recobrados

Julio 2012

Confitería London City. Dieciséis y treinta horas. Futuro promisorio. El miércoles se develará el misterio. Si se encauzan por fin las aguas y vierten la nobleza: la liberación de lo vivido. Liberar no es olvidar. Permanecerá en mí.
Sos, fuiste, fue, fui, y me conformaré íntegra y fuerte; sobreviviente.
Violentó la injusticia. Injurió.


Escrito bajo el retrato de Julio Cortázar:. La London City es mencionada en su novela Los Premios.

4 de febrero de 2013

De intensidades

San Martín de los Andes
Camino de los Siete lagos
Porque la intensidad de lo vivido no tiene que ver con una medida en el tiempo, dijo él hace muchos años ya. Dan escalofríos, Aless. Este año el día D, el 24 de julio, serán diez años de tu partida, y por momentos pareciera que no pasó un segundo. Pero no es así y pasaron, y fueron muchos. Demasiados. Porque el tiempo sí existe.
Y tocó llorar y no estabas, y toco reír mucho y tampoco. Y no quiero ponerme ni poética ni melodramática, pero desde que llegó el día de la partida a tu tierra natal, el corazón se hizo un nudo y costó mucho que volviera a latir en frecuencias normales, o pisar alguna huella par.
Seguís siendo el mejor de todos, el que siempre tenía la palabra justa, cuando decías "Dos puntos: no sirve!" ¿"yo llevo el café y vos la pasta"? para ese otoño de Sur que iba a ser de a tantos y fue de a tres. 
Esperame, pará, ¿te fuiste en el dos mil uno o era ya el dos mil tres? Si ahora calculo y me desvío que el duelo número dos se lo llevó la Lu, de la que ni siquiera me pude despedir.
Era mucho. Todo era mucho.
Apego y soltar. Recuerdos imborrables. Nuestra palestra insieme, nuestros cines, nuestras caminatas. Hoy paso por Coronel Díaz y ya no lloro, pero sí pienso en que era más lindo antes y no ahora. 
Si supieras lo que pasó. Hubieras sido el primero al que hubiese recurrido para contarte; todo. Porque es marea y no remanso. Y en algo te equivocaste, amiguito del alma. Parece que a veces no hay pietà, y los arrebatos y las tormentas siguen, aunque Saturno se haya ido de Libra por una tregua de meses y  vuelva a zamarrearnos un poco más, hasta junio a los pobrecitos librianos. Yo pensé que había aprendido mucho y no; todavía falta.
¿Alessandrito tiene entonces diez u once? ¿Sigue jugando con su perro? ¿Sigue en su casita redonda? Ey ¿Conservás mi primer book? 
Alessandritos book se hizo con mucho amor dijo Pablo, nuestro profe favorito. Cuánto te quería. Por noble dijo alguna vez. Por genuino... 
Y hubo un attimo de gloria y ocaso, y te fuiste abrazándome a una gema violeta que llevé conmigo en meses venideros y muy felices. Doble duelo. 
Pero lo decís siempre que nos aggiornamos: mi vida debería ser filmada. 
Vimos una Buenos Aires muy alta desde un azul profundo. El principito de mis seis o siete años se fue con vos. El alma se quedó entre quince mil kilómetros haciendo charco, y lágrima, y memoria y olvido.
Viniste a aprender el desapego...
Virgilio, aiuto! cómo me hace sufrir, amiguito. Y eso que era el favorito del favorito, Jorge Luis, asevera "se propuso una obra maestra y lo logró".

Pd: ¿tenés alguna foto nuestra? el papel se hizo disco y nuestra ex cápsula inteligente reclutó el resto.

Más intensidades entre Simon, la luna y Cecie

 
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