30 de septiembre de 2014

Mi mar

Sos mar y río
rodeas la punta en el este
Tu danza trae sales de sol y luz
Mutás. Evocas
Sos el alba y la tarde
Me miro en tu transparencia
y mis ojos se pierden en vos
queriendo llevarte conmigo
atraparte en mí.
Mi alma en goce
porque traes música y ritmo
y sos
alegría y paz
Me sumerjo en vos
Te pienso infinito
Me lleno de luz
Beso tu orilla
Llevás y traes recuerdos
Vivís en otro tiempo
Erosionás alma y mente
Es tu decurso, incesante
que alude a vos
Sobreviene la paz.

27 de septiembre de 2014

Los lugares no tienen memoria

Algunos tendemos a creer que se acuerdan. Elegimos que así sea, otros no. 
Queremos dejar rastros, huellas, en los espacios habitados. Un modo de ser más uno mismo.
Pensamos que nos recuerdan: los días, las fechas, y quizás dancen sin nosotros...
Los lugares parecen no tener memoria, o lloren y quizás lo oculten, nuestras ausencias.
Tuve que abandonar mi casa de la infancia a los doce años, y siempre pero siempre sueño con volver, con verla, palparla, olerla...
Porque nunca dejó de ser mía, ni en mi pensamiento, ni en mi corazón.
La escuela donde sufrí cuanto gocé, tal vez ignora que solo me atreví a regresar muchos años después, cuando con dos colegas buscábamos un lugar para el almuerzo. Y fui yo la encargada de convencerlos, que la cantina del colegio era un exquisito lugar. Para mi sorpresa, hoy construida, en lo que entonces era mi aula de primer grado. Y volvían los recuerdos insolentes, y no me dejaban estar en el presente mismo... Esos patios hablan, me hablan. Me recuerdan quien fui.
Medrano me vio sufrir. Cuánto me vio sufrir mi casita azul... Fue muy dura la partida. Nueve meses sin dormir por la música de un vecino. Festejé irme, dejarte, traicionarte con la que hoy es mi casa a metros de vos. Y al transitar tu cuadra poco recuerdo, a pesar de lo mucho que sí me diste y valió la pena ser vivido.
No hay señales que lo indiquen, como la esquina de Moldes y Congreso, donde recibí un treinta de enero, un texto que decía "Partió el miércoles, tuvo un infarto masivo, hoy descansa en paz"...
No sé si mi mesa en el Club del Tejar nos piensa, tratando de resolver los amores y la vida, mientras el resto jugaba al tenis. Me temo que no haya sabido de tu ausencia, ni de la mía.
Quizás sean más inteligentes y sepan soltar afectos, y olvidan que alguna vez formamos parte de ellos, que tramos de nuestra historia se escribieron ahí.

25 de septiembre de 2014

Silencios

Tu silencio anticipado; desgarrador. Porque mucho más duele la distancia y el tiempo. Es difícil que lo ignores, que no lo sepas ver.
El silencio entre muros me habita. No logro aliarme a él. Imanta. Invade. Interpela. No deja ser. Busco. No encuentro. Lo intento. Fracaso. El bullicio interno es más poderoso aún...
El tiempo corre veloz y eterno en el instante que te nombro. Y aunque la ansiedad arremete silenciosa, elijo tus ojos; mirarme en ellos.
Preciso tus manos, que me toman tenues, cuando nuestros cuerpos hablan y danzan el misterio de la creación.
Los silencios tácitos. Débiles. Los adioses sin fin. Los que impiden poner el punto final continuando vivos en el momento presente. Vivos y fuertes.
Cuánto menos duelen las palabras, aunque perforen el alma, pero no dejan lugar al vacío constante.
Cuánto hubiese necesitado tu voz antes del fin.

                                                                            Más matices del silencio aquí.

23 de septiembre de 2014

Brothercito

Naciste el ocho de enero de 1966, e ignorabas, como nos ocurre a todos en este mundo, que día te tocaría partir. Es misterioso transitar la fecha año a año y que esta no nos de ninguna señal, premonición, o símbolo.
En tu caso fue distinto. La elegiste.
Decidiste vos mismo detenerte, decir basta, y nos dejaste a todos con el alma hecha pedazos.
Fue el catorce de abril de 2008.
Recuerdo como si fuese hoy, que antes de que tu madre me lo dijera, yo ya lo sabía, sabía que ya no estabas. Le rogué lo callase. No me hizo caso y esbozó entre sollozos "se fue a buscar un tren".
Yo miré la hora, comencé a fijarme si tambaleaba, si se sobrevenía un desmayo, y empecé a llamar a los más allegados. A aquellos que te quisieron conocer...
Fue a vos, al primero que llamé. Te ofreciste a buscarme inmediatamente por mi entonces lugar laboral, pero claro, todo había sido hacía dos días...
No tuve derecho a enterrarte, y sostuve mi día en pie.
La última vez que supe de vos, un par de meses antes, solo me pediste tiempo, y me dijiste que los amigos y los hermanos eran para el disfrute, y que de la depresión debías salir solo. Cuando volvieras a estar bien me llamarías, hermanito del alma...
Conservaba de papá algunos premios, ya no recuerdo desde cuando, calculo que desde que tuve mi primera casa sola, allá por el noventa y seis. A Jota, nuestro hermano, el que no te quiso conocer, nunca le interesó tenerlos.
Pensé hasta el cansancio cómo homenajearte. Cómo devolverte tu identidad, si hasta tu placa lleva el apellido de tu otro padre, el que apenas te crió, pero que tanto quisiste. Porque también en eso se equivocó tu madre. Fueron tus abuelos los encargados de hacerlo, y tu gran incógnita, descubrir por qué.
Hoy yo lo sé. Sé la verdad de ella.
Pero te contaba, ahora que puedo hablar con vos cuando quiero, que conservo algunos de los premios de nuestro padre, y decidí que ese debía estar cerca tuyo, el mate de plata y alpaca con la insignia "sabe el corazón que lleva el que con gusto te escucha".
Llevé también un jazmín y lo planté, tu flor favorita...sabiendo que duraría no más que el tiempo que los jardineros tardasen en descubrirlo.
El mate está ahí, enterrado al pie de tu placa, devolviéndote la identidad que te negaron, y lleva dentro un rosario tejido por tu mamá. 
Porque sea donde sea que estés, ese objeto que fue tan de él como mío, es ahora tuyo, y nos une.

22 de septiembre de 2014

Isabelle

Sucedió una tarde cualquiera, de las muchas que transcurrieron en la casita verde. Corría el último año del milenio.
Poco recuerdo como nos cruzamos, pero el contacto con Isa empezó así: un día sin fecha.
Transcurrieron doce meses y con ellos una genuina amistad.
Juntas intercambiábamos paquetes de libros, postales, discos y vivíamos el cotidiano; ambas.
Así se inició la amistad que culminaría con un sorpresivo viaje. Nunca llegué a creer que se concretaría.
Abril, primavera en Europa, horas de espera en Amsterdam y destino final Paris.
Allí estabas, esperándonos. Mariela era mi compañera de viaje.
Eras tal cual te había imaginado, tímida, reservada...con tu pasión por el idioma español.
La primera tarde nos instalamos en un hotel frente a la Gare de l´Est y se hizo la ceremonia de entrega de regalos.
Me sorprendió saber que ella también no solo llevaba una libreta de viajes, sino un compilado de nuestras charlas convertido en libro, prolijamente encuadernado. El mío si bien era igual, no tenía los detalles que Isa sí supo elegir,: flores secas de su región, la Bourgogne, y una postal dedicada que oficiaba de prólogo de aquel año de emails.
Se trató de muchas cosas, de recorrer pueblos perdidos en las colinas francesas, de degustar quesos y vinos, de conocer sus flores y sus gatos; su familia, y de materializar por fin su cara y su voz.
Para ese entones no utilizábamos skype, ni mensajes de texto. Todo había sido una suma de emails con el fin común de practicar nuestras respectivas lenguas.
Recuerdo como si fuese ayer una esquina en Beaune, donde nos despedimos hasta siempre, augurando que en no menos de dos años nos veríamos. 
Hubiese querido mostrarte mi país...
El tiempo transcurrió y hoy ya son catorce los años que nos separan, y se anuda el pecho y la garganta ante la infinitud del tiempo y la distancia, que pasó a ser mas larga y nos perdió.
Te recuerdo cada 10 de mayo. Cada vez que veo nuestros emails hechos libro en la biblioteca de casa, cada vez que pienso y razono cuántas veces tocó que una amistad surgiese así. A través de un monitor.
Tanto miedo tenías a la amistad. Básicamente a que un amigo no lo fuese de veras, y terminaste por ser vos la que puso la distancia sin motivo.
Y me traslado a aquellas callecitas de Nevers...
Nunca habías subido a la Tour Eiffel ni a l´Arc de Triomphe, como si me hubieses estado esperando para hacerlo. Era también la primera vez que comías un croque monsieur.
Tantas ganas tenías de conocer mi país. De que nuestro vínculo fuese para siempre...
Sin embargo, en algún momento dudaste, pero hoy finalmente he decido escribirte y saber de vos, y sorpresivamente me llega tu respuesta.


Chère Rossina, Quelle surprise, quel plaisir,
Je t'écris en français car la pratique de l'espagnol me manque un peu. Oui, je pense encore à toi mais ces dernières années ma vie a beaucoup changé et j'ai été très perturbée.Ma tante nous a quittés le 1er novembre 2013, elle avait perdu la tête depuis 2007 et ces années ont été très très pénibles.Maman a fait une hémorragie cérébrale en novembre 2010, elle est miraculée mais elle a de lourdes séquelles et est en maison de retraite médicalisée.Ce sont des moments très difficiles pour moi, j'ai du mal à réagir, à être présente vraiment. Je travaille mais je suis ailleurs,je souffre dans ma tête.
Pardon de te raconter tout cela, c'est triste.
Mon mail n'a pas changé et c'est avec plaisir que je te réponds. Il y a quelques mois j'avais reçu un email comme venant de toi, me demandant de l'argent (je n'avais pas répondu trouvant cela bizarre). C'était donc le hacker...Je garde le même amour pour l'espagnol, l'Argentine. Pour te dire, lors de la finale de la coupe du monde de foot, j'étais pour l'Argentine (même si je ne suis pas fan de foot du tout).
Voilà pour le moment, mais on va s'écrire régulièrement, c'est promis. Hace mucho tiempo...
Je t'embrasse très fort.
Isabelle desde Francia.

21 de septiembre de 2014

De mentiras y verdades

Y te miento. Lo callo. No te cuento mi verdad, que quizás no ignores...
Hago como que nada ocurre, y el abismo se aligera. Sin embargo hay una tensa calma.
Porque no, no podrías soportar que te quieran. Lo dejaste más que claro desde siempre. Entonces, juego tu juego por miedo a perderte, a no compartir siquiera los ratos que me das, y que yo acepto porque casi desde el comienzo fue así, y no me siento con derecho a cambiarlo, ni tampoco saldría airosa.
¿Te importaría saber que para mí da igual? que son tus manos que sostienen y abrazan, y que no quiero perder.
Tu mirada... Adoro que tus ojos sonrían, y que tus brazos me llenen de vos, que no tenga que explicarte nada porque lo sabés todo. Porque si te dijese que sos mucho más importante que lo que ya sabés, te alejarías de prisa. Es tu límite, no el mío. Pero sí es, el que has escrito para ambos.
Juntos converge el universo. Juntos el cielo está más cerca y el cotidiano es magia.

19 de septiembre de 2014

Amada Montevideo

Siento que me esperás, siento que sabés de mi amor por vos; incondicional. No podés ignorarlo. 
De los recuerdos imborrables, porque te llevo conmigo a todas partes, y me siento más de allá que de acá...
Es tu luz anaranjada, tu andar calmo, la sal en el aire...Tu magia.
Cada mañana, te miro desde esta orilla, a modo de ritual, y anhelo sea pronto, muy pronto el reencuentro.
Tanto te quise que aquella vez no importó el fin, y pude sostenerme en pie a pesar del dolor. No solo sostenerme, sino sentirme plena. La calle Rincón sabe de adioses. Tácitos.
Tanto te quiero, que anhelo ese viaje, casi como nada más preciado en este instante mismo.
Quiero que me veas bien, como vienen diciendo tantos.
Me hablaron de auras blancas y mucha luz.
Sin embargo ya no vendría llena de libros de tu Tristán, pero no me perdería tu café con leche de La Calesita, ni el salmón con caipiroshka en Hemingway, sí caminaría la Rambla hasta llegar a Che Montevideo, y no dejaría de llevarte liliums naranjas, maestro Benedetti, ni de sentarme en la mesa de tu bar.
También conocí tu Ronda, donde aún tu voz está viva, Darno. Tan viva como me sentía yo el día que llegué hasta el lugar donde descansás, a alcanzarte unas flores y una carta. A hablar con vos.
Quiero caminar la 18 de Julio y perderme en tus calles, mi amada Montevideo. Deseo verte y pronto. Ojalá fuese antes de mi próximo aniversario, y de tu mano, amiga del alma.

17 de septiembre de 2014

De fortalezas y debilidades

Cuesta tantas veces estar. Cuesta ser. Cuando los minutos se multiplican infinitos y el tiempo se vuelve un abismo difícil de abordar.
Cuesta no estar con vos. Cuesta tanto...
Cuesta tenerte lejos y extrañarte.
Cuesta la subida en pendiente, desde que los tiempos abandonaron la meta clara, el andar calmo, pausado, feliz.
Cuesta también sonreír ante la vicisitud.
Cuesta creerte; hoy. Nunca será igual.
Y soy fuerte ante la adversidad.
Resistir, de eso se trata.
Me obligo, lo logro, lo alcanzo. Llego.
Y me gustan los desafíos aunque les tema.
Me puede una mirada triste, un pedido de perdón. No me es complicado perdonar.
Lo he hecho una y mil veces, como si el tiempo sobrase. Como si siempre se pudiesen conceder nuevas oportunidades.
Y sé escuchar. Escucharte.
Y recuerdo. Te recuerdo. Y a veces es demasiado y urgiría cancelar.

16 de septiembre de 2014

Un aleph en la montaña


Es un círculo, una esfera, un punto donde convergen todos los puntos del planeta. 
La mente se aclara, los alrededores se desvanecen y miro fijo esa orbe en la montaña. Desde el lago, desde la orilla...
Y volvés vos, y me decís que no es cierto. Me pedís perdón por haberme visto llorar tanto.
Y yo estoy como siempre, viviendo mi Sur, y aún no te ha tocado partir Aless, y puedo ver el otoño compartido. Las charlas no son por escrito. Te tengo frente a frente.
Claudio vive. Todavía su corazón está sano.
Voy y vengo en milésimas de segundos, mi casa lavanda me espera, pero ahora también es esa y es otra que aún no conozco. Queda muy cerca de aquí.
Puedo ver pasado, presente y futuro. Nuestros días en Cariló y el futuro que se adentraba. Leer aquella carta. Flotar en las sales del Este.
Aún no ha habido encierros, ni asfixias, ni dolores que calmar.
Los otoños son rojos, ocres y anaranjados. Esperan la nieve. Sin embargo es primavera.
Los demás cerros no tienen tu magia. Debo mirar muy fijo el círculo que gira sin cesar mostrándome mis primeros pasos, los años que siguieron. Y también hay música. Parece ser griega, y se cuelan imágenes de otros tiempos, pero es hoy. Y soy yo que estoy ahí y en la esfera; girando...
Y te abrazo, papá. Por fin te abrazo. Y volvés a decirme que estamos todos en un mismo plano, que es cuestión de saber ver. Jorgito está con vos, y los siento muy cercanos. Han saldado cuentas. Le pregunté por la nona, no me supo contestar...
Conservan la imagen de siempre. No han envejecido.
Claro papá, ahí no hay tiempos.
De pronto un atardecer violeta todo lo cubre, es hora de regresar. El punto se fuga, girando.


De aromas


Se siente en el aire. Estás llegando a mí.
Se acerca y sostiene en sus manos la esperanza de un tiempo mejor.
El amancay resurge entre la nieve y las lavandas perfuman las calles y senderos de montaña. Porque sos montaña y sos pueblo. Mi pueblo. El lugar donde sin melancolía querría terminar mis días, ya que antes no pudo ser, a pesar de los intentos. Todos fallidos. Como si siempre hubiese sido tarde. Como si nunca el momento hubiera sido el indicado.
Y un sol muy rojo anuncia el final de un nuevo día, y la tarde fresca preludia una noche de luna  llena.
Elijo caminar, caminarte. Elijo recorrer, descender esos kilómetros respirando, oliendo, transmutando,
Cada día que pasa te siento más mío. No sé si alguien te habrá querido así alguna vez, aunque haya tantos que te hayan elegido, y se hayan jugado por vos a tiempo.
Y casi que una vez fue, y estaba todo dado, pero la suerte no lo quiso, o quizás yo no me atreví, o no era el momento; otra vez.
Sin embargo las lavandas me acompañan y los liliums naranjas se parecen a tus amancay, me traslado entonces a tu tierra. Mi tierra.

14 de septiembre de 2014

De soledades

Es estar con vos y sentir sin embargo la distancia. Con vos, y con vos también. 
Experimentar la unidad; esta unidad que aleja y convierte todo en un laberinto sinfín, a transitar; solos. 
Porque estamos en soledad y lo estaremos siempre en el transcurso de este viaje, a pesar de las compañías transitorias.
Estamos solos, y a veces se siente más.
Cuando las horas se multiplican en milésimas de segundos infinitos, cuando el estar siendo pesa y la mente no puede parar, no se detiene, avanza y retrocede, y busca y no encuentra, y toma un mantra que repite sin cesar, buscando...
Es estar con vos, con todos, y sentirlos lejos. Y querer explicarles y ya no saber cómo, porque no solo es soledad, es vacío. Un vacío inconmensurable que hace dudar de la integridad del ser.
Y busco planear los tiempos y así, muchas veces, el nudo se esfuma, pero no lo suficiente como para olvidar los huecos.
Planificar sola y estar conmigo misma, e intentar convertirme en mi mejor y única compañía.
Busco completarme. Como era antes. Cuando todo esto no ocurría. Y me desplazaba por el mundo; libre. Disfrutando de cada minuto elegido, de cada lugar.
Que ceda. Que se asiente. Que ocurra.
Que el recorrido de otras tierras sea anhelo y paz.
Que los recuerdos no atormenten ni se manifiesten; incipientes.

12 de septiembre de 2014

Si no te hubieras ido

Qué dirías si supieras. No lo quisiste nunca. Tu hermana era "demasiado poncho para ese gaucho" y así, diciéndoselo, me obligaste a retirarnos de aquella noche de saxos.
No te hice caso. Hubo muchas otras veces.
Sí, se alejaría de ella, pero no por mí. 
Hoy espera un hijo.

He caminado tantos kilómetros buscando enterrarte, y ya no lloro ni temo, pero era tan diferente cuando estabas vos... 
Vos que me querías dejar acompañada por él, que según tu opinión "le das un millón de dólares en una mesa para que te los cuide, y te devuelve un millón y uno", pero que quizás yo no me enamoraría. Mis amores hasta ese entonces, los dos hombres que marcaron mi vida eran de un perfil muy distinto. Seguramente no devolverían "un millón y uno", y habían ejercido sobre mí un gran poder; generado mucha dependencia. Yo no era yo con ellos, pero estaba lacrada por quien según vos "moriría en su ley y como un gaucho". 
Una simple intervención quirúrgica le hubiese salvado la vida, pero eligió esa patriada que no tuvo razón de ser.
Sin embargo, te equivocabas en algo. Quizás ahora ya lo sepas. Pero te fuiste ignorándolo...Él, él que vos querías para quedarte tranquilo con tu hermanita del alma, no quiso que fuese así...

Nos quedamos con muchas cosas por vivir. Nos falto viajar, Jorgito. Caminar más calles, ser tan hermanos... 
Que me cuentes y yo te cuente, y pasemos otra noche en vela mateando los amores y la vida. Sí, la vida. Tu vida, donde aún no había llegado la mujer que te hiciese olvidar todas las otras...
Me quedé tan sola sin vos. 
Es como si la partida la hubiesen ganado ellos. Los de siempre, los que maldijeron tu llegada y el demorado encuentro.
Me hacés falta; todos los días, aunque ya no te llore, y pueda contar tu historia sin lágrimas en los ojos.
Los primeros años fueron imposibles.
Te considero muy valiente. No sé si desde donde estás me ves. No sé hacia donde partirán las almas cuando abandonan el cuerpo. Cómo haré para reconocerte, si es que arriba hay un reencuentro. Si de verdad todos nos volveremos a reunir.
Si así fuese, no dudo que estás con él, y que ya han arreglado cuentas. Tangos de por medio...
A mí me toca mucho por hacer acá abajo. Y he caído y me he levantado ya varias veces desde que no estás, y a veces faltan las fuerzas y las ganas pero sigo confiando en que algún día vendrá. Sí, vendrá la paz y la energía suficiente para seguir adelante, feliz. Ya es tiempo.

8 de septiembre de 2014

Verde y rojo

Noviembre, Uruguay. Estoy caminando la ciudad de Colonia de la mano de Clarisa.
Ya los regalos han sido comprados: libretas de viaje por doquier, y cajitas atrapa sueños. 
Me encuentro con un artesano que ofrecía una piedra verde. Le pido le haga un engarce, de ese único modo la llevaría. Verde salud. En minutos fue mía. No evito frotarla. La siento como desde siempre.
El viaje había sido planeado de a dos pero anticipadamente supe que así no sería. Como tantos otros planes truncos.
Volví con una piedra roja hecha llavero para vos.
Lo que te faltaba era convicción, fortaleza para salir adelante, dejar tantos malos hábitos de lado, y alejarte de él. Sabias que te estabas matando y sin embargo...

Fueron cuarenta y ocho horas increíbles. Volví llena de energía y feliz. Sobretodo feliz.

Mañana de domingo, un libro de Mario Levrero, me espera en el Boulevard Mendoza.
Mas tarde y de repente, el tiempo suficiente para que de regreso pidiese a mi madre, me dejase entrar al cementerio de la Chacarita, y comprobar, si lo acordado con la Asociación que por tantos años presidió mi padre, había colocado el monolito pautado, o la placa que reemplazasen sus cenizas. Cenizas que perdimos. Cenizas que no nos dieron.
No sin discutir ingresamos. Yo decidida a encontrar el Panteón.
Me encuentro sola en medio de los parques, telefónicamente le digo a mi madre que si quiere irse lo haga, yo pensaba seguir hasta encontrar alguna señal.
La visita que te debía, papá.
La decisión tomada por otro. La lucha perdida...
Comienzo a caminar. Me guían. Encuentro las personas justas. Sin embargo el Panteón está cerrado. Busco entonces la plazoleta externa. Repito: me guían. Me guía. Él, mi piedra verde quizás...
La llevo apretada muy fuerte. Era mi sostén. Lo sabía.
Entablé un fluido diálogo con él. La placa no está. "Jorgito y yo, tus dos hijos", los que queríamos al menos ese homenaje.
Corroboro que sí la tienen otros músicos, otros actores importantes de la escena local.
No ceso de caminar. Te pido me guíes. Te pido no me abandones. Te pido una señal y te doy el tiempo de dos meses.
Te exijo que hablemos claro por primera vez. Camino. No puedo parar, me siento tan a gusto conmigo misma. Las fuerzas desbordan.

Antes de abandonar el lugar lo llamo y le cuento lo ocurrido. Viene por mí. Una esquina de Palermo nos tuvo de testigos y más tarde su guardia laboral.
Y fue ahí que no lo dudé. Esa piedra debía ser suya. Había pasado varios días sumergido en el más hondo de los pozos, en las más nefastas elecciones de vida. Jugabas al límite...
No querés aceptar, e insisto. Recién ahí percibo que llevás colgado un rosario rojo. Te sugiero entonces el intercambio. Yo me quedo con el rojo fuerza y vos con el verde salud. Aceptás el pacto.
Nunca ni en la peor pesadilla, imaginé en ese entonces, cuando y donde me quitarían ese rosario rojo. Encierro y oscuridad.

Quizás nada fue así como lo recuerdo, quizás nunca nos cruzamos aquel 2 de abril. Tal vez nunca intercambiamos nuestros colores y los caminos aún siguen andando hasta que un día se crucen, y todo aquello ocurra o no. Porque quizás todo era ya, encierro y oscuridad...

De búsquedas

Respiro. Busco. No encuentro. 
Y sin embargo, tiene que salir, enfocarse en un camino, tomar partido; ser.
Precisa un rumbo; letras. Letras que unidas digan, tengan ritmo y canción, que expresen el adentro, que escupan hacia afuera la madeja, el nudo.
Podría hablar del escozor, desde que sé cual será el día.
De mañana... Del hoy que resulta infinito e intransitable. De la casa que no termino de habitar.
De las fuerzas que necesito para llevar a cabo todo lo planeado. Sí, fuerzas y ganas. Que no cesen las ganas de todo. De todo lo emprendido.
Que haya resultados, que se expanda. 
Que el trazo continúe y diciendo expulse. Necesita ser expulsado y leído.
Que lo que aún parece lejano e imposible se acerque, se aproxime... se deje tocar y dar forma. Que permita que lo viva. Que lo goce. Que sea verdad y no simple anhelo.

5 de septiembre de 2014

Renacimiento

Renazco y te vuelvo a elegir.
Renazco. Todo está por darse.
Es la oportunidad de cancelar pasados inconclusos. De no cometer los mismos errores, de no pasar por las mismas falencias.
Renazco y soy en vos y vos en mí, y no me arrepiento, pero cargo con el recuerdo de todo aquello que no pudo ser o fue desacierto.
Elijo tu compañía y acepto tu propuesta, con los mismos riesgos, aún sabiendo que Aylin no vendrá jamás. Que solo sería un sueño temprano de los dos. Que partirías tan pronto.
Quizás sería menos confiada, pero ignoro si saldrá bien... 
Cargo con suma de recuerdos en mis espaldas. No puedo decir nada, lo elegí así.
Mi lugar en el mundo vuelve a ser el mismo de antes y decido recorrer y recorrerte en soledad, con mi mejor compañía: yo misma.
El sol es mi aliado. Él me guía por los senderos del bosque de mi Sur; la Puntilla de Quila Quina; así será.
Me animo a vos, y no cargo con la pena de años, de no haberte mirado a los ojos y dicho la verdad, más que a través de aquella poco cobarde carta.
Intentaré tantas otras cosas que antes no supe, no pude...

4 de septiembre de 2014

Esperas

"A Rossina le molestan más las esperas que la no compañía", supo decir en aquella sesión. 
Y fue así que descubrimos que tenía que volver. Descubrí. 
La pausa no era más que un espantosísimo letargo de espera, que no conducía a ninguna parte.
Y volví, con todos los miedos juntos pero volví, y ya pasó un calendario completo, y el reto es diario.
Lo descubrimos después de mi tarde con él. Al que debía esperar para el festival de poesía. Y el tiempo, por error, decidí hacerlo en casa. Solo esperando el momento. Vaticinando una y mil veces cómo sería el encuentro. Y no había querido bastones, y estaba siendo un calvario.

Y lo mismo pasa con vos. Sí, con él, el de siempre. Que cada espera es un infinito múltiplo de segundos agitados y veloces y cuesta estar aunque sea lo más preciado.
Y el predominio del escozor por sobre la alegría del encuentro. 
Y juego en desventaja. Siempre.

2 de septiembre de 2014

Espejos

Se piensan que ya no duele, que la herida no dejó cicatriz. Que tantas lejanías y displaceres cesaron hasta el olvido. Pero retornan, retornan sus marcas, las que acompañarán para siempre aunque aprenda a convivir con ellas.
Y quedaron los miedos de volver atrás. Tanta nada. Tantos no a todo lo que se presentaba, a cuanta sugerencia hubiese.
Y me ven distinta. Con el largo laberinto ya recorrido aunque no cese de pensar si habrá algún recoveco, algún giro, donde me quede detenida, o lo que sería mucho peor aún, regresando al anterior estado. Una vez más.
Cuesta lo que todavía cuesta; la soledad. Las horas conmigo misma donde el repiqueteo de palabras invade y no es simple aquietar la mente.
Respiro para expulsarte...
Y busco y busco todo el tiempo. Pero falta aún. Falta eso. Lo más importante; ser mi mejor compañera. Que los libros sean mis mejores aliados y los recorridos de otras tierras, todo por descubrir.
Pero se piensan que ya no duele. Que puedo ir y venir sin pensar en los cotidianos, en los segundos infinitos de algunas horas. En las mañanas incompletas, como si siempre hubiese sido así, y la incógnita de hasta cuando será.
Me ven fuerte. Se olvidaron del daño hecho. Se olvidaron del encierro.

 
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